El pasado domingo, la tranquilidad del oriente cubano se vio alterada por una serie de potentes terremotos que estremecieron la región, con epicentro en el mar Caribe, causando pánico entre los residentes y dejando un rastro de destrucción en varias provincias. Especialistas del Servicio Sismológico Nacional han confirmado que, hasta la noche del 10 de noviembre, se han registrado más de 500 réplicas de estos sismos, los cuales continúan generando alerta en la población.
Impacto en las provincias orientales
Los movimientos telúricos más fuertes, con magnitudes de 6.0 y 6.7 en la escala de Richter, se sintieron especialmente en Granma y Santiago de Cuba, aunque también fueron perceptibles en Guantánamo, Holguín, Camagüey, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila. El epicentro se localizó aproximadamente a 40 kilómetros al sur de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma.
Bladimir Moreno Toirán, presidente del Consejo Científico del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), advirtió que aún se esperan más réplicas en los próximos días y semanas, aunque la frecuencia y la intensidad deberían disminuir gradualmente.
Daños materiales y cortes eléctricos
Las provincias más afectadas, especialmente Granma y Santiago de Cuba, han reportado múltiples daños en infraestructuras. En el municipio de Niquero, el histórico Faro Vargas sufrió daños significativos, mientras que en el Acueducto de Guanito, los pilotes del tanque elevado presentaron grietas preocupantes. Localidades como Pilón, Bartolomé Masó, Manzanillo, Buey Arriba, Guisa, Jiguaní, Media Luna, Bayamo y Campechuela también registraron daños en viviendas y edificios.
Los terremotos provocaron cortes de energía que afectaron a más de 14,000 clientes en la provincia de Granma. A pesar de los esfuerzos para restaurar el servicio eléctrico, aún persisten interrupciones en algunas zonas rurales. Las autoridades están trabajando para garantizar la seguridad de las estructuras dañadas y restablecer los servicios básicos.
Réplicas continuas: el temor persiste
Hasta el momento, más de 300 réplicas han sido detectadas en la región oriental, de las cuales 15 han sido perceptibles para los residentes, generando pánico y evacuaciones en varias localidades. La última vez que la región experimentó un evento sísmico de esta magnitud fue en 1992, cuando un fuerte terremoto causó daños extensos en Santiago de Cuba.
La comunidad científica continúa monitoreando la actividad sísmica y advierte que las réplicas podrían extenderse durante meses. Se recomienda a la población mantenerse alerta y seguir las indicaciones de las autoridades para garantizar su seguridad.
Acciones del gobierno y recomendaciones
Las autoridades locales han movilizado recursos para evaluar los daños y asistir a los afectados. Equipos de protección civil, bomberos y personal médico han sido desplegados para brindar apoyo en las zonas más afectadas. Se insta a la población a mantener la calma, revisar la integridad de sus viviendas, y reportar cualquier daño a las autoridades competentes.
Recomendaciones para la población:
- Mantener un kit de emergencia con agua, alimentos no perecederos y medicamentos.
- Revisar y reforzar estructuras en viviendas que presenten grietas o daños.
- Evitar el uso de ascensores y mantenerse alejados de ventanas durante los temblores.
Conclusión: El futuro tras la devastación
A medida que Cuba se recupera de este devastador evento, la población del oriente cubano deberá permanecer atenta a las réplicas y seguir los protocolos de seguridad. Las autoridades continúan trabajando para restaurar la normalidad, pero el camino hacia la recuperación será largo.